22 feb 2011

CLOWN VERDADERO


El clown es y siempre debe ser AUTÉNTICO.
El clown es sincero y espontáneo.
La mirada del clown es un espejo a través del cual vemos su interior y nuestro reflejo en él. Por tanto, es transparente. Sus intenciones se ven, incluso cuando intenta engañar.
El Clown es apasionado, todo lo siente y lo hace con máxima intensidad.
El clown es complejo, es decir, está compuesto de multitud de elementos que conforman los múltiples rasgos de su personalidad, lo cual le confiere una gran riqueza expresiva y personal.
De entre todas las emociones que habitan en un clown, una es imprescindible: la ternura. Las emociones del clown son su plataforma de acción, es decir, detrás de cada acto hay una emoción que lo motiva. En el registro emocional de un clown, éste puede pasar de un estado a otro con la misma rapidez que lo sienta dentro de sí.
El clown no es consciente de exagerar. Si lo hace, es debido a su apasionamiento, que le hace creer en la veracidad de su exageración.
El clown tiene una buena autoestima. Cree en su inteligencia, aún cuando ésta le traicione, lo cual ocurre con bastante frecuencia.
Su relación con el exterior hace que el clown sea curioso ante el mundo que le rodea. El clown no busca problemas. Se los encuentra... constantemente.
El clown no intenta provocar la risa, tan sólo espera el cariño del público. La risa se produce como consecuencia del choque entre su espíritu y su lógica, por un lado, y los de la sociedad y los demás, por otro.
El clown no pretende divertir sino divertirse. La diversión del público viene por añadidura. El Clown juega constantemente. Es su manera de explorar, de aprender, de conocer, reconocer y relacionarse. Es su forma de vivir.
El clown es persona de grandes proyectos y objetivos, pero en el camino suele encontrar pequeñas cosas que atraen su atención y se convierten en prioritarias.
El clown puede ser frágil o duro, fuerte o débil. Todo depende de su estado anímico, sus motivaciones y su soledad o compañía.
El clown no insulta, expone sus opiniones y/o emociones a través de palabras que juegan ese rol. En su boca, cualquier palabra puede cumplir ese objetivo: cantábrico, entelequia, tontornillo, raciocinio, pinacoteca, toliliputiense, etc.
El clown no transmite violencia... ni cuando agrede. El clown puede conducirse de manera cruel, siempre y cuando se produzca un efecto distanciador de dicha crueldad, para el que mira: inconsciencia al hacerlo, exageración al imaginarlo, excentricidad en la forma de realizarlo, rectificación inmediata...
En las acciones y manera de comportarse del clown, no existen tonterías. Todo lo que hace tiene una justificación, la suya. Eso convierte cualquiera de sus actos, incluso el más absurdo, en normal.
El clown permanece en constante estado de máxima sensibilidad, es decir, exento de la obligación de tener que hacer algo, y atento a cualquier percepción que le catapulte a hacer.
El clown siempre encuentra solución a cualquier problema, aunque ésta sea una solución clown. Esto es, impensable para cualquier otra persona, pero satisfactorio para él y coherente con su forma de ser.
Ser Clown significa estar Clown. Es decir, percibir, sentir, reaccionar y relacionarse desde ese estado, el estado payaso. La suma de todas las particularidades que conforman esta Poética.
Escuela de payasos Los hijos de Augusto





...Por qué soy payasa?

Mi teoría es simple, nací así. Yo nunca he sido de esas personas que se sientan a esperar que el mundo venga hacia ellas, por eso empecé a trabajar en la calle. Quería aprender de la manera más inmediata. Quería ver, escuchar y sentir la reacción del público, tomar riesgos y descubrir el arte de hacer reír a la gente. Eso fue hace quince años. Durante ese tiempo el verdadero trabajo ha sido desaprender todo lo que aprendí.
Los payasos no son personajes, son personas, los más humanos de los seres humanos. Entonces, naturalmente, el reto ha sido integrar la técnica tan profundamente dentro de mí que ya no soy consciente de utilizarla. Esto me libera de toda reacción "estándar" y me da poder para encontrar siempre nuevas y espontaneas reacciones al sinfín de situaciones y acontecimientos con que me topo en la calle.
Mi filosofía es sencilla: cuanto más me divierto, más se divierten los demás. Si yo estoy preparada para jugar, si dejo que mi cuerpo entre en los juegos del ritmo y la exageración, si permito a mis emociones fluir en juegos de expresión y comunicación, si abro mi corazón a la risa, y si sobre todo soy honesta, entonces el público jugará conmigo de buena gana. Y ése es mi propósito, crear un círculo mágico en medio de la selva de hormigón donde todos puedan ser un poco más humanos, donde todos puedan admitir que ellos también son ridículos de vez en cuando.
Caroline Dream


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